La pasión de nuestro padre por el arte está presente en nuestras vidas desde nuestra infancia. Fueron muchas las historias que escuchamos sobre su amistad con Pancetti y las recepciones organizadas en Cosme Velho para exhibir sus obras, las visitas al taller de Portinari y el proceso de creación de muchas de sus pinturas, las tintas enviadas a Guignard para que no economizase en los colores de sus lienzos.
Movido por el amor al arte y por creer en el talento de los artistas brasileños, era común que adquiriese las obras directamente de los pintores y escultores que consideraba prometedores. O, como decía, porque le gustaba el trabajo, por la emoción que le provocaba. Era frecuentador de bienales y salones, galerías y talleres, pero también adquiría pinturas y esculturas para ayudar a algún artista en dificultades.
A lo largo de su vida compuso una importante colección sobre el modernismo brasileño, si bien adquirió también trabajos relevantes de artistas extranjeros. Le gustaba exponer su colección al público y se ponía feliz al prestar sus obras para participar de exhibiciones nacionales e internacionales. No fueron pocas las veces que comentó que una de sus mayores satisfacciones era ver niños de escuelas en visita a una exposición. Creía firmemente que el arte y la educación caminan lado a lado.
Hoy, al inaugurar el Instituto Casa Roberto Marinho con esta exhibición, tenemos la convicción que la Colección refuerza muchos de los valores y principios de la esencia del Grupo Globo: la creencia en el valor de la cultura brasileña; la apuesta en el talento, la calidad y la innovación; la pasión por la comunicación en todas sus dimensiones; el compromiso con la estética como camino para encantar, educar y enriquecer la vida de las personas; y la inversión en un futuro mejor, haciendo todo lo necesario para construirlo.
Roberto Irineu, João Roberto y José Roberto